Las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia
Piedad y abnegación

Una religiosa
que sigue el ejemplo de
Jesús, María y José,
como lo hizo la beata Marie-Léonie Paradis, fundadora del Instituto.
Una mujer
que elige consagrar
su vida al servicio de Cristo
en sus sacerdotes, permaneciendo sensible a las situaciones del mundo.

Una fuente de amor universal, de caridad humana y de alegría contagiosa, animada por una fe siempre renovada.


Una Pequeña Hermana de la Sagrada Familia es...
¿Quiénes somos?
El Instituto de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia fue fundado en 1880 por la beata Madre Marie-Léonie Paradis en Nouveau-Brunswick, Canada. La casa madre de la comunidad ha sido traslada en Sherbrooke, Québec, Canadá, en 1895. Nuestro objectivo es apoyar al sacerdote por nuestra oración y nuestro servicio.
Nuestro trabajo en las instituciones educativas ha contribuido a la formación no solamente de sacerdotes, sino de médicos, abogados, administradores, profesores y otros profesionales calificados, así que unos padres de familia comprometidos.
Lo que hacemos por los sacerdotes, por la Iglesia y por la sociedad, lo hacemos en definitiva por Jesús. Como Él, que vino a servir y no a ser servido, vivimos el servicio humilde y alegre como lo indican nuestras Constituciones.

La vida consagrada
Hay muchas maneras de consagrar su vida a Dios, tanto en la vida religiosa como en el laicado. Este camino que elegimos de seguir comienza con una llamada que se escucha en lo más profundo de nuestro ser, una búsqueda de Dios, una necesidad de vivir una vida espiritual y de dar sentido a nuestra existencia.
«Me he consagrado a ti, siempre quiero ser tuya.»
(Madre Marie-Léonie Paradis,
fundadora del Instituto de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia)
Como nuestra fundadora, cada una de nuestras hermanas ha vivido y aceptado a su manera la invitación del Señor. Dejese inspirar por su testimonio...
Noticias

Apoyo a los futuros sacerdotes
¿Ha pensado alguna vez al sacerdocio?
Servir a Cristo haciéndose su ministro es una misión noble, pero no por ello menos exigente. Podemos apoyarle en la oración antes, durante y después de su formación. ¡Dénos una señal! Siempre es una alegría para nosotras ver surgir nuevos ministros del sacerdocio.


